¡Me aburro!

Serán cosas mías, pero parece que la gente joven de mí alrededor y la no tan joven, necesita ir de una cosa a otra constantemente, sin sosiego, incapaces de saborear nada con tranquilidad. Hay mucha prisa por ir cambiando de actividad, para no aburrirse,-según dicen- ¿Pero, realmente qué es el aburrimiento?Según una de las definiciones que circular por ahí es:  “sufrir un estado de ánimo producido por falta de estímulos, diversiones o distracciones. Sentir tedio”. ¿Faltan en esta época estímulos, diversiones o distracciones?

Nos quejamos del trajín diario por culpa del trabajo, pero llega el fin de semana o las vacaciones y siempre hay que estar en movimiento. Ir al último sitio de moda para contarlo antes que nadie, visitar un montón de lugares, pero sin reparar con un poco de calma en ninguno de ellos.  Si preguntas que han visto, la mayoría de veces son los centros comerciales y los locales nocturnos. Se hacen las fotos con cara de estar pasándolo bien, -supongo que así será-, las suben a las redes sociales y que se enteren todos de que estar, han estado. Y a otra cosa mariposa.

No creo que sea bueno vivir con tanto frenesí, de una manera, me parece a mí, muy superficial, creo que es mejor tener calidad que cantidad. Un simple paseo puede ser tan agradable y relajante que es suficiente para sentirse a gusto, no hace falta que tenga un fin. Tengo la sensación de que cuantas más cosas para distraernos tenemos al alcance de la mano, más ansiedad se llega a crear y al final nada satisface. 

Yo creo que, aburrirse de vez en cuando no debería considerarse como algo negativo, sino como tener espacios en blanco, donde nadie te condicione lo que has de hacer y que permite ejercitar el pensamiento, la imaginación, soñar, charlar  y un poquito de calma, llegando a ser, hasta saludable.

Seguro que cuando mis hijos lean esto dirán que lo que ocurre es que me estoy haciendo viejuna… puede ser….La próxima vez que me aburra, aprovecharé para pensar en ello.