sábado, 25 de junio de 2011

Cosas del verano

Acabo de recuperar la conciencia. Estoy en ese instante en que te despiertas, no puedes retroceder para volver a dormir, pero aún, durante unos segundos de paz, no te caen encima las preocupaciones y problemas  de la realidad.  La ventana está abierta y una suave brisa me acaricia la cara, todavía no he abierto los ojos.

Es un momento perfecto, nada me turba, noto una tenue caricia en la pierna, es la cortina que impulsada por el viento me roza. Pero… ¡un momento!, hay algo que no encaja en este paraíso, ¿la cortina tiene patas?

 Noooooo –me contesto- abro los ojos y veo correr por la pierna a una cucaracha enorme.

¡QUE ASCOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!

Lógicamente, me levanto de un salto y pierdo de vista al animalejo, el gato, que está a los pies de la cama, me mira con esa expresión de indiferencia que tienen los gatos, como diciendo, ¡qué histérica, vaya escándalo por una cucaracha!

Y yo me encaro a él y le digo, ¡vamos!, ¿qué haces ahí tan tranquilo?, ¡se supone que eres un cazador! ¿Para qué te tengo en nómina?

Conclusión,  la he tenido que buscar y matar yo, con el asco que me dan.  Si es que siempre me ha sentado mal dormir la siesta, no sé porque insisto. Pero  lo más grave, es que le hablo al gato, y además pretendo que me entienda. Deben ser cosas del verano.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.