Los recuerdos

Quiero escribirlo antes de que se me olvide. He viajado en el tiempo y sin usar ninguna máquina. Mejor dicho, sí, he usado la máquina más extraordinaria que tiene el ser humano: el cerebro. Y aunque me contradiga de nuevo, realmente los que han viajado, han sido los recuerdos. Porque, según  parece, los recuerdos son imágenes del pasado que se archivan en la memoria y nos sirven para traer al presente algo o a alguien.

Pues bien, hace un par de tardes entré en el edificio del Conservatorio de Alicante, -donde no había estado antes-, y nada más pasar de la puerta, el ambiente me trajo de golpe momentos lejanos, cuando yo era estudiante.

Los edificios antiguos convertidos en centros de estudios, conservan una atmosfera que los hace a todos parecidos. Me senté en una sala, y mientras esperaba que me atendieran, empecé a sentir ese calor bochornoso de aquellos años, en que todavía no había aire acondicionado, y la ropa, hecha con fibras muy sintéticas, te picaba y pegaba al cuerpo sudoroso. La única forma de refrescarse eran las ventanas abiertas y cualquier cosa que sirviera de abanico. El olor tan especial, un poco rancio de las construcciones antiguas, cuando aún no se usaban los ambientadores y casi ni los desodorantes. Los escalones desgastados, de la escalera de mármol blanco, y la barandilla torneada. La iluminación alta y escasa, que a pesar de ser blanca, resultaba amarillenta. Y los sonidos, voces juveniles que parecen amortiguadas por el tiempo.

Casi esperaba verme entrar con mis compañeras de curso, con los libros en el brazo y la ilusión y alegría de los quince años, hablando todas a la vez…

-¡Que pase el siguiente, por favor! –dice una voz que, yo, oigo pero no escucho.

-¿Es Vd. La siguiente?, pregunta la voz, dirigiéndose a mí.

-¡Huy! Sí, soy yo, perdón, estaba…distraída, soy la tía de Isabel, vengo a recoger sus notas.

No me quedó más remedio que archivar a toda prisa, mis recuerdos. Esperaré hasta que un nuevo estímulo, dispare el dispositivo que los haga volver con tanta nitidez.