El rumor

Tarde de día de fiesta, estoy estirada en el sofá intentando recuperarme del dolor de pies que tengo después de tres días recorriendo Barcelona. Tengo por delante una tarde de tele y tranquilidad.

Suena el teléfono, lo cojo y es Mengana, una antigua compañera de trabajo, después de los saludos de rigor me dice: Oye María, te quiero preguntar si tú has oído un rumor sobre Fulana –otra antigua compañera de trabajo-

-Pues no, contesto, ¿a qué te refieres?

-Es que me ha dicho Fulano que vio a Mengano en el supermercado  y le contó que Zutano con el que habla por Internet, le dijo que corría el rumor de que Fulana había muerto.

-¡Pero qué dices!, respondo, si hablé con ella hace como un mes y estaba muy contenta, por fin había conseguido quedarse embarazada.

-¡Ya lo sé!, pero el rumor es que ha muerto, me insiste, creo que de un virus que no se ha podido controlar.

-¡Me parece increíble! Yo tengo su teléfono, ahora mismo la llamo, contesto.

Cuelgo, busco el número de teléfono, mientras voy pensando ¡no puede ser! Esto es un malentendido, inmediatamente hablaré con ella, pero siendo la hora de la siesta, ¡estará descansando!  ¡Uf, qué mal suena la frase en estas circunstancias!, quiero decir durmiendo, me esperaré un poco.

Al cabo de hora y media, hago la llamada a su móvil, el teléfono suena pero nadie contesta. Y yo, un poco erizada, empiezo a imaginar cosas como, ¡mira que si es verdad! Es una mujer muy pequeñita, no llega a pesar ni 40 kg. Y ya tiene cierta edad. La medicación podría haberle afectado. Volveré a llamar dentro de un rato.

Una hora más tarde insisto y esta vez al segundo timbrazo, con gran alegría por mi parte, me contesta Fulana, cuya voz reconozco inmediatamente –casi le suelto ¡estás viva!-. Hablamos durante unos minutos y me explica que ha sufrido un aborto, pero que se encuentra bien. Quedamos para tomar un café cualquier día de estos.

Acto seguido, me pongo en comunicación con Mengana y le digo: Dile a Fulano, Mengano y Zutano, que el próximo rumor a ver si es de algo con morbo, por ejemplo: unos cuernos. Decir de alguien que ha muerto sin ser cierto, no tiene ninguna gracia, a ver si usan Internet con conocimiento que, ¡Ya son bastante mayorcitos para ir propagando semejante noticia como si tal cosa!

¡Dios mío! ¡Qué tarde! Y yo que la quería pasar tranquila.