Esta mañana, después de la ociosidad de los meses de verano,
he retomado las clases de gimnasia de mantenimiento. Me he reencontrado con las
compañeras y a todas se nos nota el paso del tiempo, aunque hemos estado poco
sin vernos, lo acusamos. Yo siempre pienso en lo estropeada que está fulana o mengana, claro que luego me doy cuenta que ellas pensarán lo mismo de mí.
Ha sido una clase con ejercicios suaves, por aquello de ser
la primera de la temporada, y aun así la que más y la que menos teníamos agujetas
hasta en las pestañas, bueno no, como ha dicho Olga, hay un musculo que no dejamos
de ejercitar ni en verano ni en invierno y que si duele es más bien por moverlo demasiado: la lengua,
éste no nos dolía a ninguna.
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