Hoy he leído este post en el blog llamado AL FONDO A LA IZQUIERDA, escrito por Pepe López y me ha hecho recordar que también mis padres me contaron muchas veces, lo mal que se pasaba en el campo -y en las ciudades- en la época de la posguerra, de hecho ellos salieron de su Murcia natal en busca de un futuro mejor para sus descendientes, y si mi padre viera lo que ocurre hoy en día, estaría muy triste e indignado...como yo. Parece que la historia se repite.
AL FONDO A LA IZQUIERDA - Blog de Pepe López
Sueldos del hambre en el S. XXI y los segadores de posguerra
Publicado: 6/12/2011
Segadores en la 1º mitad siglo XX |
Este particular contrato (trabajar por la comida) era para muchos de ellos todo su tesoro: horas de fatigosa faena, de sol a sol, a cambio de poder dormir con el estómago medio lleno. Sus derechos acababan donde empezaban los del señorito, que así se llamaba a los dueños de la tierra. Hablo de Murcia, de Andalucía, de Castilla-La Mancha, ese triángulo mágico donde Granada, Jaén, Albacete, Almería y la propia Murcia se abrazan, tierras que conozco bien pero cuya pobreza bien sabemos que era extensible a una gran parte del mundo rural de este país.
Ya sé que esta fotografía tan ajada es pasado, que eran aquellos los tiempos más negros y duros de la dictadura franquista, que veníamos de una guerra incivil (¿cómo se puede llamar civil a una guerra entre hermanos?) y que Europa se había desangrado en la lucha contra el fascismo y el nazismo. Pero cuando uno lee noticias y titulares como los que hoy martes 6 de diciembre -dicen que el Día de la Constitución- traen algunos diarios, el pensamiento se te va hacia algunos de los artículos de ese texto constitucional que nos recuerda que «todos somos iguales ante la Ley» y «que los ciudadanos de este país tienen derecho a un trabajo y a una vivienda digna...». Y entonces, no puedes más que sonreír y sentir tristeza, mucha tristeza. Y un poco de rabia. Eso también.
«La diferencia entre ricos y pobres es hoy día la mayor en treinta años en España», es uno de esos titulares a los que me refería antes. «La mitad de los 643.328 trabajadores alicantinos cobra menos de 800 euros al mes», lo que los viene a colocar en el umbral de la pobreza, es otro de esos golpes secos en forma de titular que es fácil encontrar tal día como hoy. O, cuando ves y escuchas al dúo Merkel-Sarkozy diciendo que quieren refundar la UE, pero sin contar con los miembros que la integran. Y, además, dejan caer que no está claro que todos los que ahora viajan en ella -¿viajamos?- puedan seguir en ese vagón de ricos y de primera.
Entonces, entonces, me acuerdo de aquellas historias de segadores, de aquellas gentes que calzaban alpargatas en el mejor de los casos, gentes que recorrían media España por un mendrugo de pan, gentes que huían del pecado de haber luchado en el lado republicano porque la guerra les pilló de ese lado, gentes que no tenían derechos y sí todas las obligaciones, que trabajaban sin descanso ni seguridad alguna, pero gentes que no robaban y que si algo tenían era la dignidad del trabajo bien hecho. Eso sí lo tenían por encima de todo. Por eso trabajaban. Por dignidad. Esa misma dignidad que en el trabajo de hoy empieza a escasear.
No se asusten. Ya nos lo ha avisado Rajoy este fin de semana pasado en Pontevedra tras romper su sepulcral silencio de dos semanas: «Lo que viene es difícil», ha dicho el hombre. Y la solución, nos avisa, “no vendrá solo del nuevo Gobierno, si no de todo el país”. Si lo dice él es porque lo debe saber. Tanto y tanto pensar debe servirle de algo. Hasta ahora el problema parecía ser del Gobierno en funciones, del maléfico Zapatero, pero a partir de ahora el problema, milagrosamente, ya es de todos y la crisis mundial. Algo vamos avanzando. Lo que ya tiene uno muchas más dudas es de si las soluciones que se están adoptando y patrocinando desde la CE, ésas que Rajoy aplaude asegurando fidelidad eterna, y a las que ZP rindió pleitesía, esas del ajuste y los recortes como mandamientos de fe, si esas políticas, decía, también nos contemplan a todos. O, como me temo, solo a unos pocos. De esto cada día hay menos dudas y sí más certidumbres.
No sé si lo que quieren es que volvamos a ser hoy lo que fueron los segadores de los años cuarenta/cincuenta de este país. De que metafóricamente entendamos que nuestro derecho empieza y acaba en un mendrugo de pan y de que nos peleemos por una una plaza en un albergue de indigentes. ¿Demagogia? Seguro que sí. Seguro que hay algo de eso en estas palabras. Que se lo pregunten si no a esa compañera periodista de Sevilla a quien una empresa de internet le ha ofrecido un contrato a razón de 0,75 euros por artículo. Es una historia que en estos últimos días ha corrido como la pólvora por las redes sociales y que muchos de ustedes ya habrán, seguro, visto y leído. Y si no aquí les dejo el enlace http://www.linkedin.com/groupAnswers?viewQuestionAndAnswers=&discussionID=83151684&gid=2442901&commentID=60247024&trk=view_disc&ut=0YihbJBryBs501
No sé si cuando Merkel y Sarkozy, y ahora también nuestro futuro presidente Mariano Rajoy, hablan de tiempos difíciles se refieren también a la historia de esta mujer. Seguramente no, porque ellos están en otras cosas. En salvar el euro, ese mismo que nos hizo creer que éramos todos ricos y que hoy nos dicen nos ha empobrecido tanto que ya casi no valemos nada. No tanto, claro, como los segadores del principio. Todavía no. Pero al paso que van las cosas, tampoco sería de extrañar que acabáramos como aquellos hombres y mujeres anónimos cuya dignidad tanto ayudó a que este país fuera un día mejor, aunque por medio hubieran que trabajar por un plato de comida. Al fin y al cabo es eso casi lo que hacen ya miles y miles de alicantinos y millones de españoles. Y ello, a pesar de la Constitución que hoy 6 de diciembre conmemoramos. En twitter @plopez58
Fuente:http://comunidades.diarioinformacion.com/blogs/cerrogordo/sueldos_del_hambre_en_el_s_xxi_y_los_segadores_de_posguerra-5955.html
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