viernes, 5 de agosto de 2011

Cambia el viento


Autor : JAVIER PRATS   


Cuando el poder se toca con las manos los discursos políticos varían sensiblemente. Rajoy se ha pasado toda la legislatura fustigando al Gobierno -ser oposición es lo que tiene- pese a que el país está atravesando unos años tremendamente delicados por una crisis económica cuya culpa no es achacable en exclusiva a Zapatero. Ahora, una vez despejada la incógnita de las elecciones, siempre se recordará en la historia ese "glorioso" 20 N, el discurso del líder popular ha variado, con ciertos matices, su pertinaz pesimismo. Resulta que Rajoy espeta sin rubor alguno que España no va a ser rescatada y que aunque se viven momentos difíciles se va a salir adelante porque somos un "país solvente". Lo dice cuando la "puñetera" prima de riesgo -protagonista de nuestras vidas sin saber un gran porcentaje de la población qué narices es- roza los 400 puntos básicos; toda una calamidad según los analistas. Sin embargo, hace unos meses, cuando la tensión en los mercados con la deuda española no era tan agobiante como en esta semana de infarto, afirmaba que nuestra piel de toro estaba técnicamente intervenida desde Bruselas.
Ni que decir tiene las lindezas que se gastaban y se gastan sus subalternos como el coordinador de Economía del PP, Cristóbal Montoro o el propio González Pons, el azote socialista, que sin duda no contribuyen a calmar los insaciables mercados. Claro, la Moncloa se acerca. Noviembre, a pesar de que Rubalcaba pueda hacer el milagro de evitar que el PSOE sufra otro descalabro en las urnas, está a la vuelta de la esquina y no vaya a ser que para entonces no haya nada que gestionar. Aunque si hay algo en lo que si es especialista la derecha es en sacar rendimiento a lo privado en detrimento de lo público, tan gravoso para las arcas del Estado y tan poco moderno. Incluso se le podrían aportar ideas al nuevo gobierno como la venta de las Baleares a los alemanes; las Canarias para los ingleses y Andalucía para algún jeque árabe. Con todo lo recaudado se pagaría el déficit de Cataluña -si no se ha vendido en el paquete junto a las Baleares-, se tranquilizaría Cospedal, que no para de pedir dinero por culpa del déficit que han dejado los socialistas, e incluso se sacaría de la ruina a la Comunidad Valenciana, que ya es decir. Eso sí, el imperio mermaría. Pero, visto lo visto, ¡qué más da!
 

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